De tanto estar bien
sus días parecen calcados...
Sin emociones, sin desafíos,
va consumiendo su calendario,
su corazón siempre latiendo
sin variación de ritmo.
En sus ojos se perpetuó un largo verano,
haciéndole olvidar la magia de una lágrima.
Su pensar jamás camina por un hilo,
por falta de pan y abrigo;
ni conoce la genuina alegría
del que alcanza sus sueños con sacrificio.
De tanto estar bien,
perdió la fe su valor,
la esperanza se volvió certeza,
zozobró el sentido de la existencia
y en un cubo de hielo
quedó sepultado su tiempo.